¿Cómo nombrar a la mezcla de felicidad, melancolía y tristeza del momento en el que se recupera a alguien a quien creíamos haber perdido? ¿Cuál sería la palabra contraria al duelo?
Este es el último Subrayado de la novela Poeta Chileno de Alejandro Zambra y te llevo en un viaje por el reencuentro imprevisto entre un padrastro e hijastro.
Un reencuentro que sacude todo, que remueve viejas heridas, que aviva viejos dolores y heridas que ya se habían cauterizado con el tiempo, que evidencia la culpa que se había querido esconder y silenciar.
También, vuelve a traer a colación la premisa de Zambra de ¿qué se supone que se hace con la historia vivida entre un padrastro y un hijastro cuando el padrastro se separa de la madre?
¿A dónde se va todo eso? Todo ese amor, esas vivencias, esos recuerdos.
¿En qué se convierten ahora esos dos seres que no están unidos por sangre pero sí por amor, devoción y un poco de elección?
¿Puede retomarse un amor desde donde se dejó? ¿Un amor filial, un amor de padres e hijos? ¿Puede retomarse como si no hubiera pasado el tiempo, como si no se hubieran perdido cosas en el camino, como si no se hubieran convertido en más extraños de lo que ya eran cuando se conocieron?
Una de mis frases e ideas favoritas:
Los idiomas (del amor, de la paternidad, de la fe) hay que hablarlos.
Uno los olvida si no los practica.
Espero que disfrutes este Subrayado.
Nos encontramos pronto.
-Mafer
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