A propósito del día del padre, le escribí esto a mi papá y te lo comparto porque viene de un lugar lindo de mucho amor, en el que por momentos logro aceptar la dualidad y la complejidad de la relación con un padre, porque al final, todos somos humanos.
Espero que te guste :)
Aprender a alejarse para adquirir perspectiva, así debo quererlo, con perspectiva; mezcla de vivencia joven y también la que dan los años. Querer quererlo bajo mis condiciones, no es quererlo del todo, es querer que llene lo que vació, es querer que compense lo que falló. Toda una vida viéndolo, sabiéndolo y luchando entre lo que se anhela y lo que realmente es. Tanto tiempo desperdiciado esperando el milagro, el milagro de que él vea con mis ojos, sienta con mi corazón y juzgue con mi razón. Me he rendido por fin ante ese falso y estúpido anhelo, uno no puede cambiar a quien ama, uno no debe cambiar a quien ama, porque hay amores que se eligen y otros que los dicta la vida y se llevan en la sangre. El fruto no puede cambiar a la raíz, sólo le queda entender que forman parte de lo mismo, que son por y para lo mismo. Son con el otro, no contra el otro. Quisiera recuperar ese tiempo perdido para pasar los minutos viéndolo con la más profunda compasión, con la compasión de quien puede ver en sus ojos su historia, con la admiración de los ojos que ven por primera vez. Para poder apreciar con claridad los múltiples destellos de él que se replican en mí a cada paso, para poder amarlos y atesorarlos, y recordar que eso es lo que nos une por vidas. Para recordar que no hay nada qué hacer al respecto y que no debería querer hacer nada al respecto, mas que honrarlo y disfrutarlo. Viejo, te prometo amarte más suavecito, más compasivamente, desde la tregua de entender que eres mi raíz y por ti soy. Y que como fruto, también me separo de la raíz, porque es lo hermosamente natural, el renacer en otros campos y ser raíz para otros frutos. - Mafer Campos