Holaaaa :)
Desde el domingo traigo una duda existencial muy atorada y ahora te la siembro a ti que me lees, ¿por qué no?, esperando abrir un debate interesante. (Al final te cuento la ironía de esto)
Muchas newsletters me llegan el domingo y aunque generalmente pienso que no es un día en que quiera leer mails, usualmente termino leyéndolas porque resulta que es un gran día para leer cosas al azar y sin un objetivo.
Así llegué al newsletter de Ana (Molinos) llamado “Cosas que (me) pasan” y ese mail arrancaba con una pregunta de tajo “¿Te crees buena persona?”
A mi yo más humilde y modesto se le escapó inmediatamente un: “Claro que sí!!”
Hasta que llegué a este planteamiento de Ana, que cito textualmente para después ahondar en él:
De hecho tengo varios amigos cuya primera definición sería: es una buena persona. Y tengo otro amigo que está convencido de ser el tío más encantador y bueno del planeta porque no puede soportar la simple idea de que alguien piense mal de él. ¿Es bueno? Sí. ¿Es tan bueno como él se cree? Ni muchísimo menos. Me he enredado en esta idea de la bondad y la maldad, pero es que es un ovillo complejo. ¿La gente considerada buena lo es por convicción, por instinto o porque no soporta el conflicto? Está claro que la gente mala tolera el conflicto sin problemas, vive perfectamente sabiéndose odiada y esa animadversión no les supone ningún trauma. ¿Es esto una señal de autoestima mayor entre la gente malvada que entre la gente bondadosa? No sé. ¿Todos nos consideramos buenos por defecto?
Wow!! la cabeza me explotó con tantos planteamientos.
Pero principalmente éste: ¿La gente buena lo es por convicción, por instinto o porque no soportan el conflicto?
Sinceramente creo que no hay una respuesta universal para esta pregunta. Realmente creo que hay gente buena por convicción y hasta por gusto, pero ¿cuánta gente buena hay allá afuera que es buena por no ser mala? Es decir, para no ser señalada y juzgada como mala, para no cargar con el “karma” de ser mala.
Y algo dentro de mí se incomoda. Se incomoda porque sé perfecto a qué categoría pertenezco yo.
Sí, me considero buena persona en términos generales. Pero también sé perfectamente bien que soy buena porque no soporto el conflicto y no tengo el valor que se requiere para lidiar con él día a día: me descoloca demasiado, me roba mucha energía. Soy buena porque no soporto ser la mala del cuento. Porque el sistema en el que crecí me enseñó que lo mejor que puede hacer una mujer es ser buena (quién sabe qué carajos significa / engloba eso) y pensar en la posibilidad de que alguien me considere mala o que hice algo mal, atenta contra mi estabilidad.
Pero es que eso está completamente jodido. Ser buena no por voluntad, sino resignada a que es la única otra opción que queda si no quiero ser la mala. ¿No me hace eso peor?
Sé que no soporto ser la mala, sé que no puedo con la idea de que yo me haya equivocado o haya hecho algo mal; no puedo con la idea de ser yo la que lastimó intencionalmente a alguien o que mi egoísmo haya lastimado sin querer a otro; no puedo pensar en una conversación entre terceros en donde salga mi nombre y digan algo malo de mí. No puedo, no me gusta, no quiero, me pesa.
Pero, ¿cuál es el costo de esto? Uno muy grande. Porque entonces me la paso haciendo cosas que no necesariamente me encantan para complacer a los demás, porque jamás me permito ser tan impulsiva porque no sea que vaya a lastimar a alguien en un error de cálculo. Porque moldeo mi ser y mi actuar en función de cómo se me juzgará después.
Y al final resulta que la paga vs. ese costo no es proporcional, no es ni remotamente satisfactorio. Sí, quedé como la buena ante muchos ojos ajenos, pero ¿y yo? ¿Con qué me quedo? Con deseos y anhelos reprimidos hasta volverse un engrudo, con reacciones y gritos refrenados que se acumulan en la garganta, en el pecho y en el corazón y después se vuelven fantasmas acechantes; con cálculos exhaustivos que me dejan sin energía para lo que sí me gusta; con un bonche de expectativas por cumplir y con una paranoia de controlar una reputación e imagen que a nadie le importa en lo más mínimo.
No ha sido hasta los últimos dos años que, un poco colmada y sobrepasada de intentar ser “la buena”, he dejado de complacer a los demás para complacerme a mí y para hacer lo que se siente bien para mí. Ha sido un esfuerzo titánico el luchar contra las ansias que se producen en el estómago ante la idea de ser “la mala”; el repetirme hasta medianamente creérmelo que no me importa lo que los demás opinen y tener que afrontar el conflicto ineludible que viene de no complacer a todos quienes estaban acostumbrados a ser complacidos. Y no solo afrontarlo con terceros, sino principalmente lidiar y dormir con el conflicto conmigo misma.
Los juicios ajenos muchas veces ni llegan a nuestros oídos, viven más nítidamente en nuestras cabezas en forma de conversaciones hipotéticas. Pero es esa voz sagaz y obstinada en mi cabeza, la que me machaca y nunca me deja en paz. Esa voz que ya no distingo si es real o son mis miedos susurrando.
Es un esfuerzo diario, en cada decisión, hacer lo que se sienta bien para mí sin importarme los demás, en abierto y sin adornos.
Incluso creo que en mi miedo de no entrar en conflicto con los demás o no lastimar a nadie pero sí buscando hacer lo que yo quiera, parece ser que yo misma me he aislado y encerrado en una suerte de torre solitaria en la que no es necesario dar explicaciones de mis decisiones ni ver las caras de molestia o decepción. Y aunque al principio fue un alivio maravilloso, ya empieza a sentirse solitario por aquí.
Todo por no saber lidiar con el conflicto de manera asertiva y madura. Por colgar mi valor en la opinión ajena, por otorgar el poder al juicio externo. Por no entender que no le debo ninguna explicación a nadie.
No hay necesidad de librar esta batalla sola, así como no hay necesidad de explicar un carajo a nadie. Es simplemente aceptar y entender la idea de que no importa qué tanto te esfuerces, nunca vas a tener satisfechxs a todxs así que, para qué tomarse la molestia en principio.
Es hacer las paces con el conflicto, saber nadar en él con estilo y divertirte. (Aunque ahora yo me siento en flotadores aún.)
Al final, creo que tiene razón Ana: “está claro que la gente mala tolera el conflicto sin problemas, vive perfectamente sabiéndose odiada y esa animadversión no les supone ningún trauma.”
Hay varias personas que se me vienen a la cabeza con esta descripción, de las cuales puedo quejarme hasta el cansancio pero secretamente admiro su habilidad para burlarse del conflicto.
Así que después de este análisis y completo debraye existencial, concluyo que no soy “tan buena persona” como mi subconsciente quiso imponer en un principio.
No lo soy porque me he vuelto más egoísta y determinante, y porque recientemente compruebo que el conflicto se vuelve una gran materia prima para cuestionarse y replantearse ideas, situaciones y creencias.
Prueba de ello, la ironía de creerme buena persona y a la vez, intencionalmente sembrarte esa duda traviesa de si te crees buena persona o no y por qué.
Porque yo no me iba a quedar con esta duda sola y había que poner a más cabecitas a dudar de su bondad :P
Gracias por echarte este clavado conmigo. Platícame qué opinas de todo esto.
Te mando un beso,
Mafer.
Hablando de buenas personas… esta foto me la tomó una desconocida que regularmente me encontraba en las mañanas en la playa y que ese día me enseñó todas las piedras en forma de corazón que se encontró en su caminata por la playa. Tan buena persona la creo, que se ofreció a tomarme una foto cool con la piedra más increíble. Esa buena mujer se llama Ceci y lo único que sé de ella es que pertenece a las girl scouts y recoge basurita de la playa en su andar igual que yo.
Hola!
Me alegra haberte provocado esta reflexión y haber llegdo a leerte. El conflicto entre ser buena persona por miedo al conflicto y no creerse demasiado egoísta es otro gran tema. Creo que lo mejor es asumir desde el principio que alguna de tus acciones van a dañar a otros , en mayo o menor medida o no no van a ser entendidas. Ese es el pensamiento más real. Pensar que todo lo que hacemos va a ser percibido como "bueno" por los demás es ridículo.